viernes, 18 de diciembre de 2015

ECOS DEL PASADO

Hola a todos.
El fragmento de hoy me gustaría dedicárselo a una buena amiga. Se trata de Judith Álvarez, más conocida como Citu.
Citu, amiga, espero que te guste este fragmento. Te lo dedico con todo mi cariño.
Y es que este fragmento está protagonizado por la otra pareja de la historia, Melinda y Martin.

                           Melinda tenía los labios hinchados por los besos que le había dado Martin.
                           Era cierto que él la besaba con más pasión que su antiguo prometido.
                           Melinda no se atrevía a mirarle a los ojos. Martin se había colado en su corazón casi sin darse cuenta.
                           Su corazón latía a gran velocidad. Estaba dando un paseo por la orilla del río Támesis en compañía de Martin. Y él se estaba portando de un modo bastante atrevido.
                         Sin embargo, Melinda estaba encantada. Por algún extraño motivo, la pasión que demostraba sentir Martin hacia ella la halagaba. Sabía comportarse como el caballero que era.
-Te ruego que me perdones-se disculpó Martin-Te estoy asustando.
-No estoy en absoluto asustada-afirmó Melinda.
-Mi comportamiento hoy está siendo deleznable.
                          Melinda disimuló una sonrisa. Hacía mucho tiempo que Martin y ella se conocían. Pero nunca antes había experimentado por él nada parecido a lo que estaba sintiendo.
                         ¿Acaso se estaba enamorando de Martin? Aquel pensamiento pilló desprevenida a Melinda. Podía ser cierto. Podía estar enamorándose de él.
                         Martin no dudó en besarla de nuevo. La besó con pasión al tiempo que su lengua se introducía en el interior de la boca de Melinda. La joven rodeó el cuello de Martin con los brazos. Le devolvió aquel beso con intensidad.
                        Se sintió rara cuando se separaron.
-Será mejor que me lleves a casa-le pidió-Tío Héctor me estará esperando. Igual que Charlie...
-¿Dónde se metió tu prima ayer por la tarde?-le preguntó Martin-Tardó mucho en volver.
-No me ha querido contar nada.
                          Melinda quería olvidar lo ocurrido la noche antes. Sin embargo, Martin se lo estaba recordando. Dos criados colocaron sendos jergones en el cuarto de Jane.
                         Charlotte y Melinda se quedaron a dormir allí a dormir. Charlotte había vuelto pasadas tres horas.
                        Jane y ella se retiraron enseguida. Martin y Melinda se quedaron hablando durante un rato en el salón. El joven conde le habló de matrimonio. Y Melinda no supo qué contestar. Tenía la sensación de que todo estaba ocurriendo demasiado deprisa. Martin no se daba cuenta.
-Quiero pensarlo-le dijo.
                      Martin estaba dispuesto a esperar a Melinda todo el tiempo que hiciera falta. Se daba cuenta de que estaba logrando abrirse paso en el corazón de la joven.
-En el fondo, sientes hacia mí lo mismo que yo siento hacia ti-sentenció Martin.
                      Melinda no sabía qué pensar. Tenía la mente hecha un lío. Le resultaba muy difícil rechazar a Martin.
                     No iba a volver con su antiguo prometido. Éste la había olvidado. Martin era distinto a él. Martin la amaba de verdad.

 

                           La manera en la que Martin besó a Melinda, con tanta intensidad que se mareó, así se lo confirmó.
                           No pudo conciliar el sueño aquella noche. Jane parecía removerse inquieta en su cama. Y sospechaba que Charlotte tampoco podía dormir.
                         Podían sentarse a hablar.
-Janie...-llamó-Charlie...
                         No obtuvo respuesta alguna.
                         Melinda necesitaba hablar con alguien. Necesitaba contarle a alguien que estaba sumida en un mar de dudas. ¿Debía dejarse llevar por todos los sentimientos que Martin despertaba en ella? ¿Debía de controlarse? Podía volver a resultar herida.
                        Martin la besaba con amor.
                        No podía apartar aquella certeza de su mente. Martin estaba enamorado de ella. Martin no era como su antiguo prometido. Martin nunca le haría daño. Y, en el fondo, era algo que sabía muy bien.
                         Melinda no quería pensar en la noche anterior.
-Vuelvo a decirte que necesito tiempo-le dijo a Martin, de vuelta al presente-Dame tiempo.
-Está bien-cedió el joven conde.
-Siento que he empezado a sentir algo muy fuerte por ti. Y no es amistad.
-Sólo por eso, vale la pena esperar, Mel. En el fondo, también me amas tanto como yo te amo a ti.

1 comentario:

  1. Uy me encanto el capítulo gracias por dedicarmelo. Adoro al
    personaje de melinda.

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