viernes, 27 de febrero de 2015

FRAGMENTO DE "ESPLÉNDIDA PASIÓN", DE JULIA QUINN

Hola a todos.
Todos conocemos a Julia Quinn, la creadora de una de las sagas de novela romántica más divertida y entrañable de los últimos años: los Bridgerton. Una familia de aristócratas atípicas formada por cuatro hermanos y cuatro hermanas cuyos nombres siguen las letras del alfabeto, con una madre que sólo sigue las reglas que se impone así misma, muy unidos entre sí y que fueron criados en un hogar lleno de amor y de alegría, roto por la muerte trágica del cabeza de familia.
Sin embargo, Julia Quinn tiene otras sagas en su haber. En este caso, os traigo un fragmento de la novela con la que da inicio a una de sus sagas, dedicada a la familia Blydon. Se trata de Espléndida pasión. 
Cuenta la historia de Emma, una joven bostoniana que quiere dirigir la empresa naviera de su padre. Sin embargo, Emma está emparentada con una adinerada familia inglesa, los Blydon. La joven acaba metida de lleno en el Londres de la Regencia, donde hará muy buenas migas con su prima Belle y conquistará el corazón del duque de Ashbourne.
Fiel a su estilo, Julia Quinn nos regala unas páginas donde el humor y el romanticismo están muy presentes.
Os dejo con un divertido fragmento de estar romántica historia:

 Emma vio que su tía ponía los ojos en blanco y gemía, suponiendo que su sobrina la emprendería con otro de sus discursos sobre las muchas y maravillosas cualidades de Estados Unidos. Pero ella simplemente le cogió las dos manos a la señora y dijo, con el mismo aire de complicidad:
- En realidad, Boston es una ciudad muy civilizada. Usted se sentiría muy en su casa ahí.
- ¡No! – Exclamó lady Humphries, horrorizada.

 Portada de Espléndida pasión, de Julia Quinn. 

jueves, 26 de febrero de 2015

FRAGMENTO DE "SIEMPRE TE ENCONTRARÉ" DE MEGAN MAXWELL

Hola a todos.
Y terminamos hoy con nuestro pequeño ciclo dedicado a la saga Las guerreras, de Megan Maxwell.
Hoy, veremos la última entrega (por el momento) de la saga. Se trata de Siempre te encontraré. 
El protagonista, Kieran, no quiere casarse con una mujer que tenga un carácter tan fuerte como el de su cuñada o el de la esposa de uno de sus mejores amigos. Sin embargo, la casualidad hace que conozca a Ángela, hija de padre escocés y de madre española, quién en apariencia es una joven delicada, torpe y asustadiza. Sin embargo, esta pelirroja muy guapa y de ojos verdes es en realidad una valiente y temeraria joven que se hace llamar Hada y a la que Kieran conoce cuando ella le saca de una situación donde está en graves apuros.
No sé si existe o no existe esta ley del Karma, pero si Kieran no quería enamorarse de una mujer con carácter, se ha equivocado de cabo a rabo. Termina bebiendo los vientos por Ángela.
Os dejo con este fragmento protagonizado por esta entrañable pareja:

—¡Es cierto, Angela! ¡Sabes que así es!
 —¡Que no me grites, O’Hara! ¡Suéltame, maldita sea! 
—O cambias de actitud o te aseguro que lo vas a lamentar. Recuerda, Angela, estás bajo mi responsabilidad y... 
—¡¿Y?!
—Que me respetarás y no me gritarás. Y, aunque te marches, debes saber que, vayas donde vayas, siempre te encontraré. 

 Portada de Siempre te encontraré. 

miércoles, 25 de febrero de 2015

UN EJEMPLO DE CABEZONERÍA: DUNCAN Y MEGAN

Hola a todos.
Ayer, os hablé del segundo libro de la saga Las guerreras, de Megan Maxwell.
Hoy, me gustaría hablaros del segundo libro. Se trata de Deseo concedido. Su protagonista, Megan Phillips, es posiblemente una de las mujeres más tercas y cabezotas que jamás he conocido. La Literatura romántica está llena de mujeres así, pero Megan las gana a todas.
Megan es hija de padre inglés y de madre escocesa y tanto ella como sus hermanos son despreciados por eso. Teniendo en cuenta que estamos en la Escocia medieval, con su deseo de ser independiente de Inglaterra, Megan y sus hermanos nadan entre dos aguas, sin ser aceptados ni por los ingleses ni por los escoceses.
Megan es una joven de carácter fuerte que es, además, fuerte físicamente, ya que es diestra en el arte de la espada, en la lucha cuerpo a cuerpo, etc. Es independiente y se enfrenta a todo el mundo, incluido a Duncan. Los dos se enamoran, pero son muy cabezotas y orgullosos.
El fragmento que os traigo os habla de cuán cabezotas pueden llegar a ser hasta por algo tan estúpido como que él le pide a ella que le llame por su nombre de pila.
Es una novela divertida, con acción, aventura y mucho romanticismo y sentimientos a flor de piel.
Pero Duncan y Megan están pidiendo a gritos que alguien les dé una colleja por cabezotas.
Aquí os lo dejo:

—Llámame Duncan. 
—Disculpad, laird McRae. Pero no creo que sea buena idea que os llame de esa manera. No debemos olvidar quién sois. Prefiero llamaros laird McRae. 
—Duncan. Me gustaría y preferiría que me llamaras así. 
—¡No! He dicho que no, laird McRae, no insistáis. 
—Duncan. 
—No. 
—¡Eres cabezota, mujer! 
—¡Por todos los santos celtas! ¿Cuántas veces tengo que deciros que no, señor? 
—Hasta que digas sí. 
—No lo diré. Además, permitidme deciros que estoy segura de que si os llamo Duncan, luego querréis algo más de mí y yo no estoy dispuesta a daros nada. Porque, que os quede claro, soy pobre, pero decente. No caliento el lecho de nadie y tened por seguro que aunque seáis el poderosísimo Halcón, y las mujeres se peleen por estar con vos, a mí no me impresionáis. Por lo tanto, os agradecería que no volváis a insistir, laird McRae. 

 Portada de Deseo concedido, de Megan Maxwell.

martes, 24 de febrero de 2015

FRAGMENTO DE "DESDE DONDE SE DOMINE LA LLANURA"

Hola a todos.
Hoy, me gustaría hablaros de una novela que leí hace algún tiempo. Se trata de Desde donde se domine la llanura. Su autora es Megan Maxwell.
Todos las conocéis por sus novelas chic-lit y últimamente ha despuntado en el género de la novela erótica. Pero también escribe novela romántica histórica y lo hace bastante bien, a mi entender.
Desde donde se domine la llanura es una novela que transcurre en la Escocia del siglo XIV. Pertenece al segundo libro de su saga Las guerreras. 
A Niall y a Gillian, los protagonistas, los conocimos en el anterior libro. Los dos eran unos adolescentes cuando se enamoraron y las circunstancias (en realidad, Niall) les hicieron separarse. Ahora, se han reencontrado. El amor que hubo una vez entre ellos sigue latente. Gillian no es la típica dama del medievo, sino que es toda una guerrera. Alguien que se enfrenta al peligro sin inmutarse. Gillian y Niall son dos cabezotas y muy orgullosos y la novela es un constante choque entre ellos.
Es una novela entretenida, con escena de acción y buenas dosis de romanticismo. La familia y los amigos de ambos, lejos de ser mera comparsa, tienen una función que cumplen a la perfección.
Os dejo con un fragmento que a mí me hizo gracia.

 - ¡Oh, Niall!, ¡maldita sea! ¿Quieres parar y dejar que sea yo quien lo haga? Sé hacerlo muy bien. Te lo prometo.
Alejándose de ella y cada vez más molesto por su insistencia, siseó:
- Que no, que te estés quieta, que tú ya has hecho bastante.
Pero Gillian no cedió.
- Por favor, Niall- le pidió, dulcificando el tono-, prometo hacerlo con delicadeza. Te aseguro que tendré cuidado. Por favor..., por favor..., déjame.
En ese momento, se oyó una voz desde el exterior que gritó por encima de todas:
- Mi señor...., dejad que lo haga ella y disfrutad, que su mujer parece fogosa. 

 Portada de Desde donde se domine la llanura, de Megan Maxwell.

jueves, 12 de febrero de 2015

COMPÁS DE ESPERA

Hola a todos.
He querido compartir con vosotros en este blog este relato corto.
Es un relato más bien de corte dramático y transcurre en Londres durante la década de 1960.
Se titula Compás de espera. 
Deseo de corazón que os guste.

                              Él no estaba destinado a ella.
            Phoebe siempre lo supo.
            Siempre intuyó que Gabriel jamás sería para ella. De quien estaba realmente enamorado aquel joven era de su hermana pequeña, Lara.
-Sé que tú y yo estamos hechos el uno para el otro-le dijo una tarde Phoebe, en un arrebato.
            Estaban en el jardín de la casa de ella.
            Gabriel tenía treinta y algunos años. Quizás se acercaba más a la cuarentena. Él se quedó mirándola perplejo.
-No sé lo que quieres decirme…-balbuceó.
-No estás enamorado de mi hermana-afirmó Phoebe-Estás enamorado de mí.
-Phoebe, no sé lo que piensas, pero no estoy enamorado de ti. Yo a quien quiero es a Lara. Jamás te he dado ilusiones. Te tengo mucho cariño. Pero no te amo.
-¡Yo sé que me amas! ¡No trates de negarlo!
            Sin embargo, mientras se paseaba por la habitación, Phoebe había llegado a la conclusión de que todo aquello iba a pasar muy pronto.
            Gabriel podía desear a Phoebe. Pero necesitaba una esposa virtuosa.
Pero no le dio tiempo. Era un oficial del Ejército británico. Tenía el rango de teniente. Gabriel había muerto el año anterior en combate.
            ¿Cómo se le ocurrió pedir que se le destinara a Vietnam?
            Había muerto durante un combate en Hanoi.
            Phoebe encendió un cigarrillo.
            Los aristócratas estaban de capa caída.
            Debían de ser expuestos en el Museo Británico. Los sombreros que lucía su madre eran propios para asistir a las carreras de Ascot.
            Se metía con ella.
            Phoebe se atrevía a ponerse minifalda. Phoebe llevaba el pelo muy corto. Phoebe salía por las noches.
            Escuchaba a aquel grupo de melenudos, como los llamaba su madre. A los Beatles.
           
Estaban en el salón.
            Phoebe no dejaba de dar vueltas de un lado a otro. Lady Layton observó la figura de su hija, cada vez más pálida y delgada. Sus ojos se llenaron de lágrimas.
            Phoebe maldijo la cojera que sufría desde que era una niña, cuando sus padres se percataron de que había nacido con una pierna más larga que la otra y trataron de encerrarla para que no saliera. Pero Phoebe era muy salvaje. Necesitaba salir a la calle y sentir la luz del Sol en la cara y el viento azotando su largo cabello. En la época en la que lo llevaba largo. Una vez, fue a la peluquería. Cuando salió, su pelo estaba más corto que el de un muchacho. Su madre se escandalizó al verla así. Pero eso no le importaba a Phoebe. No se parecía en aquel aspecto a Lara, la cual parecía disfrutar mucho viviendo encerrada en el interior de su casa y sin querer salir a la calle.
-Eres muy joven, Lara-insistió Phoebe-Tienes que salir. Tienes que divertirte. Yo quiero que seas feliz.
-Pero soy feliz estando aquí contigo, hermanita-le sonrió la muchacha-Me gusta estar contigo.
            Lady Layton no sabía que hacer con su hija mayor. Quería mucho a Phoebe. Pero era demasiado diferente que el resto del clan. Lady Layton la admiraba por ello. Su hija había aprendido a convivir con su cojera y parecía haberse resignado a ella, si bien no dejaba de meterse en líos. Era inquieta por naturaleza. Lady Layton veía en Phoebe resquicios de la joven que un día ella fue hasta que se casó obligada por su familia. Quería a su marido. Pero no lo amaba.
-¿Por qué seguís haciendo eso?-les espetó Phoebe a lady Layton y a Lara-Sabéis muy bien que no me voy a casar. Me quedaré a vestir Santos. Además…No creo que viva mucho. Ya se sabe lo que se dice. Hay que vivir deprisa y dejar un bonito cadáver. Yo me limito a hacer eso mismo. Vivir deprisa. Pero no creo que vaya a dejar un bonito cadáver.
-¡Jesús bendito!-se horrorizó Lara-¡No digas eso ni en broma!-Se santiguó-Eso no lo dice una persona que está en su sano juicio.
-Has sufrido unos cuantos mareos sin importancia, cariño-apuntó lady Layton-Eso significa que no comes lo que tienes que comer. Tienes que cuidarte más, Phoebe.
-¡Estoy bien! Pero…
-El médico dice muchas tonterías-la interrumpió lady Layton-No tienes que hacerle caso. Yo sé que te casarás algún día y que tendrás muchos hijos.
            Phoebe se sentía cada día que pasaba más débil y cansada. Los médicos le habían comentado a sus padres que estaba muy enferma. Leucemia, dijo un médico. Su hija sufre leucemia, milord. Pero lord Layton no quiso ni pensar en eso. ¿Cómo podía la vital Phoebe sufrir esa enfermedad?
-Come mucho-dijo lady Layton-No hagas tonterías. Y duerme las horas necesarias. Y estarás como nueva en unos días.
            Lara tenía la vista fija en el bordado.
            Tanto ella como su madre estaban bordando unas sábanas que formarían parte del ajuar de bodas de Phoebe. Ya no se llevaban los ajuares de boda. Fue un capricho de lady Layton. La mujer sentía que no sólo se le acababa el tiempo a su hija. Se le acababa el tiempo a ella. A los aristócratas…¡Wilson Primer Ministro! ¡Un laborista! El mundo que conocía había desaparecido. Estaba desapareciendo. Les resultaba difícil creer que su querida hermana pudiera morirse. Pero los médicos decían que la enfermedad que sufría la estaba matando poco a poco.
            Muchas noches, Lara se quedaba hasta muy tarde pidiéndole a Dios por su hermana. ¡Phoebe no podía morir!, pensaba Lara. ¡No podía perder a su hermana! ¡No podía quedarse sin ella! Los condes de Layton, así como sus hijas, eran católicos devotos y practicantes y destacaban por su fervor religioso; era frecuente ver a los condes y a sus hijas salir detrás del trono en una procesión de Semana Santa.
            Lara creía que la fe podía salvar a Phoebe. Pero el párroco de la zona le había dicho que había que acatar los designios de Dios. Quizás Dios había estado pensando en llamar ya a Phoebe para que estuviera a Su Lado. Cuando se lo contó a Lara, la muchacha estalló en sollozos. No concebía la vida sin tener a su preciosa y alocada hermana mayor a su lado.
-No entiendo el porqué Dios quiere llevarse tan pronto a Phoebe-sollozó Lara-Todavía no ha tenido novio. Nunca se ha enamorado. Tiene derecho a ser feliz. ¡Yo quiero que sea feliz! ¿Por qué se la tiene que llevar Dios con Él? No lo entiendo, padre.
-Tu hermana es una Elegida-contestó el párroco-Dios quiere que esté a Su Lado porque su tiempo en la vida ha sido más corto que el de mucha gente. Sólo te queda rezar para que ella no sufra mucho.
-Se está consumiendo poco a poco, padre.
-Créeme. Yo también rezo por ella. 
-¡Perdóneme, padre! Pero no quiero que Phoebe se muera.
-Tienes que ser muy fuerte, hija mía. Tu hermana no querrá verte triste. Tienes que ser fuerte cuando estés con ella.
            Phoebe no se daba cuenta de la preocupación que irradiaba los ojos de Lara cada vez que la miraba. Tú y yo somos como la noche y el día, pensó Phoebe. Le resultaba increíble pensar que, con lo diferentes que eran, pudieran ser hermanas.            En aquel momento, Lara se distrajo y se pinchó con la aguja en un dedo.
-¡Ay!-se quejó la muchacha-¡Me he pinchado! Me sale sangre.
-Pide enseguida un deseo-le aconsejó lady Layton-Es lo que tienes que hacer cuando te pinchas. Pedir un deseo. Se hará enseguida realidad si sale una gotita de sangre.
-Ya he pedido el deseo, mamá. Pero no quiero que la sábana se manche de sangre. Me gusta mucho este color. Es blanco. Ya he terminado de bordar la P. de Phoebe.
            Dejó a un lado su labor y se inclinó para coger la taza de chocolate que tenía encima de la mesita. Bebió un sorbo de chocolate.
            Phoebe sospechaba que algo raro le pasaba cuando oyó a su madre mencionar su nombre una noche cuando estaba rezando el rosario en la casa de una vecina.
-Señor-dijo lady Layton-Pedimos también por mi hija mayor, Phoebe. Ella necesita que Tú la cures. Queremos que la salves. Aún es muy pronto. No puedes llamarla para que esté a Tu Lado. Aún es una niña.
            Phoebe se fijó en que los ojos de su madre estaban húmedos mientras bordaba la P en la sábana.
-Madre-le dijo-¿Estás bien? Estás llorando.
            Estaban emitiendo un programa de música en la radio. A Phoebe le gustaban los nuevos ritmos que sonaban en la radio. Ritmos nuevos y extranjeros como el tango, que estaba causando furor en muchos sitios. El tango era argentino. Phoebe soñaba con bailar un tango con Gabriel.
-Y todo a media luz-canturreó la joven-Crepúsculo interior.
-A media luz los besos-prosiguió lady Layton-A media luz los dos.
-Podríais cantar con Carlos Gardel-sonrió Meredith.
            Phoebe quería aprender a bailar el tango. De momento, su pareja de baile era Lara, la cual bailaba muy bien el vals, pero no sabía bailar el tango. Las dos eran muy torpes cuando intentaban bailar un tango de Carlos Gardel. Phoebe se había comprado un disco suyo y lo ponía una y otra vez en la gramola. Le había contagiado su pasión por este ritmo argentino lleno de sentimiento a Lara.
            Aún conservaban la vieja gramola. Había sido propiedad del abuelo de las hermanas.
            La radio estaba apagada. Lady Layton no soportaba poner la radio.
            ¿Para qué ponerla? Sólo hablaban de lo mismo. Se escuchaba la música de aquellos melenudos, como solía decir. Tenían una televisión. ¿De qué servía ver la televisión? Vería las noticias y vería lo que estaba pasando lejos de allí. Sin embargo, muchos británicos protestaban. Sentían la guerra de Vietnam como algo muy cercano a ellos.
            Phoebe se puso a bailar ella sola.
            Ver a Phoebe bailar el tango sola fue una imagen dura para Lara. Había mucha tristeza en los ojos de su hermana. Mucho dolor en sus ojos…
            Phoebe era consciente de que se estaba muriendo. Una parte de ella se resistía a morir. Pero otra parte de ella había asumido que su hora había llegado.
            Y ella no quería irse. 

martes, 10 de febrero de 2015

FRAGMENTO DE "LAS AVENTURAS DE PINOCHO"

Hola a todos.
Me imagino que todos conocéis la historia de Pinocho. Walt Disney la popularizó en el año 1940 con su película clásica, donde nos narraba la historia de Pinocho, un niño hecho de madera que Gepetto construye y cuya afición a decir mentiras le lleva a que le crezca la nariz.
El final es de sobra conocido: Pinocho se convierte en un niño de verdad después de diversas peripecias.
Su autor es el escritor italiano Carlo Collodi. Se trata de un relato que por su extensión bien podría ser una novela corta o bien podría ser un cuento largo. En su origen se tituló Historia de un títere y vio la luz entre los años 1882 y 1883 por entregas en un periódico italiano.
Disney hizo una adaptación cinematográfica mucho más light de la obra de Collodi. En el cuento, lo que vive Pinocho a raíz de sus malos actos es de pura pesadilla. Se encuentra con una niña que resulta que está muerta. Le meten en la cárcel. Le roban. Pasa verdaderas calamidades. Llegan a enterrarle vivo.
En la versión original, Pinocho termina siendo ahorcado por sus actos, pero el editor de Collodi insistió en hacer más extensa la obra y darle un final feliz.
La idea de Collodi no era escribir un cuento infantil, sino una historia mucho más cruda y mucho más adulta.
Os dejo con un fragmento de esta inmortal historia. A pesar de todo, hay momentos del cuento en el que se conserva la dureza con la que quiso escribirlo Collodi.

Sí, me refiero a ti, pobre Pinocho, que eres tan ingenuo que crees que el dinero se puede sembrar y recoger en los campos como se siembran las habichuelas y las calabazas. También yo lo creí en tiempos y ahora sufro las consecuencias. Hoy, ¡pero demasiado tarde!, me he persuadido de que, para reunir honestamente un poco de dinero, es preciso saberlo ganar con el TRABAJO de las propias manos o con el ingenio de la propia cabeza”.

 Dibujo de Pinocho.

lunes, 9 de febrero de 2015

INVITACIÓN A LA REFLEXIÓN: "JUAN SIN PIERNAS" DE JORGE BUCAY

Hola a todos.
Navegando por Internet, he encontrado en Youtube esta versión del terapeuta y escritor argentino Jorge Bucay.
Todos los cuentos que ha escrito son una clara invitación a la reflexión sobre cómo hemos de afrontar la vida y los obstáculos que se nos cruzan en ella.
El cuento que hoy os traigo se titula Juan Sinpiernas. Para mí, a pesar de estar narrado con el estilo sencillo y ameno que caracteriza a Jorge Bucay, es uno de los relatos más crudos que jamás he leído, sobrecogedor e inquietante. .
Esta versión en Youtube nos invita a ello. A que reflexionemos sobre cómo hemos de enfrentarnos a los obstáculos. ¿Perdemos la cabeza? ¿Nos dejamos vencer? ¿O hemos de ser más fuertes?
Juzgad vosotros mismos.