martes, 2 de junio de 2015

HISTORIA DE DOS PRIMAS

Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo trozo de este curioso proyecto titulado Historia de dos primas. 
¡A ver qué os parece!

                              Kate se obsesionó con la idea de que había otra mujer en la vida de Christopher. Era algo que se le había metido en la cabeza. Quería pensar que eso era mentira.
                              Había veces en las que su prometido no la besaba.
                              Entonces, la imaginación de Kate se disparaba. Se decía que lo hacía porque se veía con otra mujer. Que tenía una amante. Alguien a quien ella no conocía de nada.
                              Creía que esa mujer era Melanie, su prima. Era la mujer más próxima a Christopher. Pero, se dijo, no podía vivir en un estado de paranoia constante.
                              Lady Regina veía a su sobrina preocupada. En ocasiones, se negaba a salir de su habitación para cena. No quería comer.
                              Lady Regina la oía llorar por las noches. Le preguntaba si todo iba bien. Pero Kate se negaba a responder. Aún así, lady Regina veía que su sobrina estaba cada vez más deprimida. Intuía que Christopher tenía algo que ver con la depresión en la que estaba sumida Kate. Era un joven muy distinto a ella. Kate estaba llena de vida. Christopher, en cambio, era más sereno.
                             ¿Acaso aquel caballero le estaba siendo infiel a su sobrina?
                              Conocía los síntomas del desamor. La apatía y el llanto...Kate los tenía todos. Tenía veinticuatro años y había creído que nunca se casaría hasta que Christopher apareció en su vida.
                              Lady Regina tenía miedo de que su sobrina cometiera una locura. Y el culpable era Christopher; sería Christopher.
                              Seis años antes, Kate pudo haberse casado, de no ser porque su prometido falleció en Newgate. Fue un episodio verdaderamente horroroso en su vida. Rara vez quería hablar del tema.
                              Una tarde, Kate y su prima Melanie dieron cuenta cada una de una taza de té. Hacía un día soleado y tomaron el té en el jardín. Melanie bebió un sorbo de su taza de té y miró con preocupación a su prima.
-Siento que le estoy perdiendo-se sinceró Kate.
-Y yo pienso que estás exagerando-le aseguró Melanie.
-La otra vez, me equivoqué. Pensé que Marcus era distinto. ¡Dios mío! ¡Me ha vuelto una desconfiada! Pienso mal de todo el mundo. Hasta de Chris...
-Mister Elliot está realmente enamorado de ti.
-No le importa mi pasado. Marcus me lo quitó todo.
-Lo único que hizo bien ese malnacido fue morirse. Y tuvieron que apuñalarle en su celda.
-¡Melanie!
-No me gusta regodearme en la desgracia ajena. ¡Pero tuvo lo que se merecía! Yo era apenas una niña, pero todavía me acuerdo de las lágrimas que ese miserable te hizo llorar. ¡Le odio!
-Lo malo es que Chris sabe que no estoy bien.
-Y te sigue queriendo.

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