Hola a todos.
Hoy, seguimos viendo más escenas eliminadas de mi novela Un amor prohibido.
En esta ocasión, vamos a empezar a indagar en la relación entre Alice y William.
William es un joven comanche que se ha criado en una misión, donde ha sido bautizado.
¡Vamos a ver lo que pasa!
Fue en aquella época cuando Alice conoció a William.
Era un joven comanche que vivía en una misión. Su madre había muerto allí. Su padre todavía vivía.
Le conoció un día que fue al cementerio a visitar la tumba de sus abuelos. Alice acudió sola a depositar un ramo de flores. Sus abuelos paternos se habían querido mucho. Estaban enterrados juntos. A sus abuelos maternos no les había llegado a conocer porque vivían en Inglaterra. Alice sabía que nunca viajaría a aquel país.
Escuchó lo que pareció que era un canto triste. Venía de fuera del cementerio. Alice se santiguó y depositó el ramo entre las dos tumbas. Deseaba tener para ella un amor tan fuerte como el que habían tenido sus abuelos. Fue, entonces, cuando vio por primera vez a William.
Para su sorpresa, William estaba de rodillas entonando un lamento que parecía ser una canción fúnebre.
Habían dos personas frente a él, un hombre y una mujer. La mujer era blanca. Llevaba puesto un traje de cuero raspado. Un traje comanche...Eso llamó la atención de Alice. El hombre que yacía a su lado tenía rasgos extraños. Había una curiosa mezcla de razas que se adivinaba en su cara. En el tono más claro de su piel...
Los dos estaban muertos.
El cabello dorado intenso de la mujer estaba recogido en dos trenzas que caían sobre sus hombros. Su piel estaba muy pálida.
De rodillas, en el otro lado, un hombre y una mujer de mediana edad lloraban. Su hijo mayor acababa de morir durante una reyerta con un grupo de hombres blancos que querían llevarse por la fuerza a su mujer. Además, habían perdido a su nuera. La segunda esposa de su hijo...Y, con ella, había muerto el niño que iban a tener.
-El chamán se equivocó-sollozó la mujer-Vio que Espíritu Cazador tendría una gran descendencia. ¡Me lo dijo cuando acudí a él hace tanto tiempo! Y yo me sentiría orgullosa de su descendencia. ¡Me mintió!
-No te mintió-replicó el hombre-No interpretó bien su sueño.
-¡Están muertos!
La mujer rompió a llorar amargamente. De pronto, se dio cuenta de que no estaban solos.
-¿Qué haces aquí, mujer blanca?-le preguntó William-No es lugar para que tú estés.
-Vengo de depositar flores en la tumba de mis abuelos-respondió Alice-Lamento mucho vuestra pérdida.
-Vete, mujer blanca. Si hombres blancos te ven hablando con nosotros, será malo para todos. No es una orden. La mujer de mi hermano corrió esa suerte por enamorarse de él.
-Mi cuñado es el sheriff del pueblo. No pasará nada. Yo sólo he venido a mostrar mi pesar por vuestra pérdida.
Alice estaba conmocionada.
Sus abuelos paternos habían muerto cuando era pequeña.
Tenía un vago recuerdo de cómo había sido su funeral.
En cambio, sí recordaba lo mucho que se habían querido. Ellos debieron de quererse del mismo modo cuando han muerto juntos, pensó Alice. Eso era lo que quería para ella. Un amor fuerte e incondicional...
Deseaba ser valiente para poder enfrentarse al mundo por amor. Era consciente de que el matrimonio de su hermana con Jay no estaba marchando por el mejor momento. Jay estaba muy contento con la noticia de que iba a ser de nuevo padre. Pero April se sentía asfixiada.
Sentía que odiaba a su marido. Alice había escuchado rumores de que Jay no trataba del todo bien a su hermana mayor. Cuando les veía paseando por el pueblo cogidos del brazo, Alice no quería pensar eso. Les veía besándose. Hacían una pareja muy hermosa. Pero no podía creerse nada de lo que le contaban.
-¿Qué les ocurrió?-quiso saber Alice.
-Los hombres blancos quisieron llevársela-contestó la madre del difunto-Espíritu Cazador se negó. Ella se negó.
-¿Era su mujer?
-Según nuestra ley, sí. Era su esposa.
-Los hombres blancos son salvajes-afirmó William-No todos los hombres blancos son así. Pero...Madre puede contártelo.
Una expresión de horror apareció dibujada en el rostro de la mujer. Alice adivinó muchas cosas. El difunto era mestizo. Y su concepción no había sido por amor. Había sido un acto de violencia. De miedo...De horror...
-Vete, muchacha-le pidió la mujer-No quiero que te vean aquí con nosotros. Los espíritus mi hijo y de su mujer tienen que irse. Vete.
-Lo siento mucho-se lamentó Alice.
-No eres mala, muchacha. Es sólo que queremos estar solos.
El hombre de mediana edad estaba muy callado. Miles de sensaciones pasaron por su rostro. Una de aquellas sensaciones era de alivio.
William recorrió con la mirada a Alice. Hacía mucho calor aquel día. Se dio cuenta de que era una joven bastante alta. Tenía el cabello negro, que llevaba recogido en un moño. Llevaba puesto un vestido de color verde.
-Comparto vuestro dolor-dijo Alice-Me llamo Alice. Sé lo que es perder a un ser querido. El dolor es el mismo siempre.
Cogió la mano de William y se la oprimió con suavidad. Se inclinó hacia él y le besó en la mejilla. Luego, se marchó.
William la observó mientras se alejaba. Aquella joven blanca parecía ser sincera en su manera de hablar. En la forma en la que se había comportado. De pronto, tuvo la sensación de que podía ver el espíritu de su hermano. De Espíritu Cazador...Y le miraba. Le estaba sonriendo.
Halcón Volador, pareció decirle, usando su nombre comanche.
Hermano, pensó William. Una mujer blanca ha presenciado tu entierro y el de tu mujer.
Una mujer blanca ha sido compasiva con nosotros. Una mujer blanca es buena. Igual que tu mujer...¿Qué puede significar eso?
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