Hola a todos.
Aquí un nuevo fragmento de mi relato Historia de un espejo.
¡Ya falta menos para que conozcamos el desenlace!
¡Vamos a ver lo que ocurre hoy!
Yo solía dormir en la habitación de Talía, encima de su mesilla de noche. Ya era evidente en aquella época que Set y ella mantenían un romance. Sin darme yo apenas cuenta, se habían convertido en amantes.
Pasaban muchas noches el uno en brazos del otro.
Mi cristal recogió la imagen de ellos dos compartiendo lecho. Los vi desnudos y, al principio, no entendía aquel lío de brazos y de piernas entrelazadas.
Les veía, a continuación, quedarse dormidos. Set era el que acudía al encuentro con Talía.
-Le diré a mi tío que deseo desposarte-le decía-Ya no me importa nada que no sea estar cerca de ti.
Lo que Set y Talía sentían era amor. Yo veía de verdad amor reflejado en los rostros de ambos.
Se abrazaban con fuerza.
Set se metía en el lecho de Talía. Ella lo recibía ansiosa. Ansiosa de recibir sus caricias. Las caricias que sus manos le brindaban.
-No lo entenderá-se lamentaba ella-Dirá que sólo puedes tenerme como amante. Yo quiero ser algo más que eso.
Los dos pasaban la mitad de la noche amándose el uno al otro. Se besaban apasionadamente en los labios. El uno lamía el cuerpo del otro. Se estremecían. O yo veía cómo se estremecían.
Sé que disfrutaban. Cuando Set besaba el cuello de Talía con sensualidad. Cuando estaban juntos. Cuando Set tomaba entre sus brazos a Talía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario