Y aquí tenéis un nuevo trocito de la historia de amor entre Sean y Tina.
Espero que os guste.
3 DE MARZO DE 1812
MI ADORADA TINA:
Eleanor y yo hemos tenido una larga conversación en la biblioteca. Hemos estado hablando de ti. A veces, tengo la sospecha de que mi hermana, en el fondo, no está contenta con el hecho de que tú y yo nos hayamos enamorado. Lo he notado en su mirada incrédula.
-No te perdonaré si le haces daño a Tina-me ha advertido-Es como una hermana para mí. Te conozco bien, Sean. La usarás y la abandonarás.
-Jamás le haría daño a Tina, Ellie-le he asegurado-Yo no soy como tu difunto esposo.
Los dos sabemos que Eleanor desconfía de los hombres desde la muerte de su marido. Acuérdate que han estado poco tiempo casados. Sin embargo, ese malnacido necesitó apenas un año para destrozarle la vida a mi hermana. La única cosa que hizo bien fue morirse en un duelo. Pero aquel duelo fue por una amante y Eleanor casi no sale a la calle desde que se quedó viuda.
-Cliff me enseñó una cosa-afirmó mi hermana-Todos los hombres sois iguales. Ya no puedo miraros a padre y a ti con los mismos ojos con los que os miraba antes. Sois hombres. Y no pensáis más que con eso que os cuelga de entre las piernas.
-Estoy enamorado de Tina-le confesé-Nunca le haría lo que ese canalla te hizo a ti. Entiendo que estés dolida con él. Pero no es justo que la pagues conmigo, que siempre he estado de tu parte.
-Lo único que deseo en estos momentos es olvidar. No pensar en que estuve una vez casada. Y que tú no le hagas daño a Tina. ¿Me has entendido bien, Sean? No quiero que le hagas daño a Tina. Nunca te lo perdonaría.
-Puedes creerme cuando te juro que me dedicaré a hacerla feliz.
-¿Y piensas casarte con ella?
-He hablado con su padre. Hemos querido mantener el compromiso en secreto. Aún guardas luto a tu marido. Pero...No quiero esperar más.
-¿Cuándo se celebrará la boda?
-Deseamos tanto Tina como yo que se celebre el mes que viene. Ya ha ido a visitar a la mejor modista de la ciudad para que le confeccione el vestido de novia. Una vez casados, nos iremos a vivir a Kitterland.
Hemos hablado de vivir en Kitterland en varias ocasiones. ¿Te acuerdas, Tina? Siempre me has dicho que estás harta de vivir en Londres.
Esta noche, acudí a visitarte.
Me colé por la ventana de tu habitación. Tú me estabas esperando. Me sonreíste cuando me viste saltar por la ventana a tu habitación. Te acercaste a mí.
-Cuando nos casemos, tendrás que dejar de hacer esto-me recordaste.
-Lo vas a echar de menos-bromeé.
-Lo puedes hacer alguna que otra noche. Kitterland es una isla pequeña y tranquila y la gente no se mete entre sí. Me gusta.
-Y yo haré realidad tu sueño haciendo que vivas allí.
Te llevé hasta la cama, saboreando el poco tiempo que nos queda. Sabiendo que en un mes estaremos casados.
Hubo mucha ternura. Hubo mucha pasión. Admiré tu rostro, tan blanco y delicado.
Te besé muchas veces con pasión y de manera larga. Y me devolviste beso por beso.
Soy tuyo, Tina.
No quiero que olvides que soy completamente tuyo.
SEAN.
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